sábado, mayo 11, 2013

Ricardo Güiraldes / De "Poemas místicos"






  -12-
Algunos habían seguido tu martirio.
La pequeña Jerusalén inquieta de harapos y discusiones, seguía picoteando sus migajas de ideas y nada supo de los siglos por venir y de tu advenimiento en el hombre.
La pequeña Jerusalén inquieta como un sarpullido y piojosa y mugrienta seguía tirada en sus calles.
-Te doy tres por veinte.
-No, te doy veinte por cuatro.
-¡Me arruinas!
-¡Me robas!


  -13-
Tu serenidad no tocaba siquiera las cúpulas de sus templos.
Así pasaste y viniste hacia nosotros.


  -14-  
Tenías los brazos abiertos y en tu pecho cabía el mundo.
Las estrellas andaban siempre a pesar de tu dolor reducido a la estatura del hombre.
Y había una palabra en todas partes. Y los que en torno tuyo no comprendían eran un cuadro pequeño de carne ignorante y egoísta.
Al fin abriste los brazos definitivamente para sobrevolar tu imagen humana.
Y hubo un pensamiento obscuro, obscuro -15- en las cosas y los hombres tuvieron miedo.
Tres días esperaste para surgir.


  -16-
Mi cuerpo sabe el dolor de la herida y el dolor del placer.
Mi corazón conoce sus propios engaños y la impotencia de los otros.
Mi inteligencia ha caído tantas veces que prefiere quedar de rodillas.
Estoy desnudo como una médula dolorida de encontrarse en contacto descubierto con la vida.
¡Que mis brazos levantados sean la plegaria fuerte que eleva al que pide!
¡Que sobre mi soledad caiga una astilla de   -17-   iluminación como sobre el campo un rayo de aurora noble!

"La Porteña"
Agosto 22-1923.


Ricardo Güiraldes (Buenos Aires, 1886-París, 1927), Poemas místicos, Talleres Gráficos Colón, San Antonio de Areco, 1928. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2000



Ilustración: Efigies en equilibrio, 1992, Alfredo Hlito

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